Sino puedes oír, léela
Mientras Hamamelis visitaba a Miosotis descubrió que su amigo
tenía una pantunfla mala y eso le ponía
muy triste. Al otro día fue Miosotis quien descubrió que su amigo tenía roto el
pocillo preferido y entre galletas y leche azucarada Hamemelis recordó que por
esa época llegaba el señor Sorpresa y
por eso se iba pronto a organizar la casa a desempolvar los adornos y decorar.
Después regresó a donde Hamamelis he hicieron las cartas en secreto. Pasó el
tiempo y llegó el señor sorpresa y mientras compartían dulces esperaron y
esperaron, al final se marcharon a la
casa de Miosotis donde encontraron una
bolsa con pantunflas y una taza: ¡Que
felicidad, no se lo esperaban! Pues ninguno había pedido eso.
Cuando renunciamos a nuestros deseos por los demás podemos
descubrir que otros también estan dispuestos a sacrificarse por nosotros, esto
nos deja ver Ivar Da Coll en su cuento Hamamelis, Miosotis y el señor Sorpresa.
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