Sino puedes oír, léela
El rey de un lejano pueblo vivía con un secreto bajo su
peluca que solo conocía su barbero, quien un día se enfermó por dos semana y
murió. Cuando ya el cabello empezaba a verse entendió que necesitaba una
solución, así que consiguió un barbero, el cual, cuando descubrió que el rey
era mocho de una oreja se sorprendió y el rey le dijo: ¡sí lo cuentas, te mando
a matar!
El joven salió del palacio con ese secreto que lo oprimía, y
con deseos de contárselo a sus amigos, pero la amenaza se lo impedía. Cuando
sentía que ya no podía aguantar más fue a la montaña, hizo un hueco y grito:
¡el rey es mocho! Lo tapo y se marchó muy tranquilo. A los años creció allí un
bambú y un pastor que pasaba por ahí tomo un gajo, hizo una flauta y cuando
soplo el viento decía: ¡el rey es mocho, no tiene oreja por eso usa peluca
vieja! Alegre por ese sonido el pastor hizo más y las vendió en el pueblo, así
cada flauta cantaba eso.
El rey se enojó mucho, se encerró, pensó por largo rato y al
final se dijo: la verdad es que las pelucas dan mucho calor y salió a su pueblo
sin peluca.
Si nos aceptamos con todo y limitaciones, viviremos sin
condiciones, esto nos deja ver Carmén Berenguer en su cuento, El rey mocho.
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